MOTIVACIÓN
Atletas, autores, científicos,
grandes empresarios y otras personas que alcanzan logros extraordinarios –
todos tienen algo en común. Lo podríamos llamar persistencia, aguante o ética
de trabajo. El hecho es que para conseguir resultados que implican horas y
horas de dedicación, se necesitan ciertos hábitos de trabajo, ejercicio o
estudio para poder mantener este esfuerzo a lo largo del tiempo. Seguro que
algún libro se ha escrito en tiempo récord y sin duda hay grandes logros que se
han conseguido sin una gran inversión en tiempo y esfuerzo, pero la gran
mayoría de las veces, el éxito duradero no viene de la noche a la mañana.
Aristóteles decía que la excelencia al fin y al cabo es un hábito.
Quiero pensar que lo mismo aplica
a la felicidad. Si queremos gozar de más armonía y paz interior necesitamos
establecer ciertos hábitos que facilitan esa forma de ser y estar en el mundo.
Aparte de eliminar malos hábitos
que dificultan el bienestar, como podrían ser la hostilidad, la crítica
constante, el pesimismo y la pasividad podemos establecer hábitos
positivos que nos ayudarán a mantener el equilibrio incluso en épocas más
difíciles. La ventaja del hábito es precisamente que es un comportamiento
automatizado, es decir, nos sale sin pensar, porque nos hemos acostumbrado a
hacerlo en un momento determinado. Y cuando no pensamos, no procrastinamos, no
buscamos excusas, ni sentimos pereza, simplemente pasamos a la acción.
Por eso hoy te presentamos cuatro
hábitos positivos que te pueden ayudar a sentirte más feliz:
1. Cuidar las relaciones. Parece sentido común
que establecer relaciones positivas nos ayuda a ser más feliz. Muchas veces las
personas a pesar que saben que las relaciones son importantes no
tienen buenos hábitos a la hora de mantenerlas. Los pequeños detalles importan
muchísimo cuando tratamos con los demás, y aún más cuando son relaciones
íntimas. Saludar a nuestra pareja por la mañana con un abrazo y un beso,
tomarse un café con los compañeros de trabajo, quedar con los amigos los
sábados, ver o llamar a nuestros padres regularmente, y practicar la humildad a
la hora de criticar son todos pequeños gestos que ayudan a establecer
relaciones sanas y estables. ¿Qué hábito positivo ayudaría a cuidar una
relación tuya?
2. Celebrar los pequeños logros. Conseguir lo
que nos proponemos es una sensación maravillosa. Potencia nuestra autoestima y
nos hace sentir bien con nosotros mismos. Da igual de qué tipo de tarea
hablamos: solucionar un problema, organizar un plan de acción, superar una
prueba, mantener una rutina o simplemente terminar algo que empezamos – todos
los logros merecen la pena ser celebrados. Con celebrar me refiero sobre todo
al pararnos y sentir la alegría que nos produce el haber terminado una tarea.
Cuando hacemos y hacemos sin parar, es fácil olvidarnos de todo lo conseguido.
Así el hacer se convierte en una actividad sin fin que nunca acaba, en vez de
ser una fuente de felicidad. Adquirir el hábito de contemplar lo que hemos
hecho y felicitarnos por ello es el paso más sencillo para darnos cuenta
de la gran cantidad de cosas que somos capaces de conseguir. ¿Cómo vas a
celebrar tus logros hoy?
3. Cultivar emociones positivas. Hay
miles de formas para experimentar emociones positivas. Disfrutar de nuestra
comida favorita, sentir la calidez de un abrazo, dejarse llevar por la alegría,
ver el mundo con los ojos de un niño, reír, bailar, bromear, sentirse lleno de
energía o maravillado por la belleza del mundo. ¿Por qué hacemos tan poco para
asegurarnos nuestra dosis diaria de emociones positivas? Sospecho que tiene que
ver con la creencia que sólo las cosas grandes causan impactos grandes. Claro
que un viaje exótico es una vía fantástica para experimentar emociones positivas.
Pero las cosas pequeñas del día a día tienen la ventaja de proporcionarnos
emociones positivas mucho más a menudo. Aunque sean cosas pequeñas,
conviértelos en un hábito que repetido conscientemente una y otra vez a lo
largo del tiempo tendrá un gran impacto en tu nivel de bienestar.

4. Hacer lo que hace sentido. La búsqueda de
significado es algo inherente al ser humano. Necesitamos sentir que nuestras
acciones sirven a un fin que merece la pena. Comprometernos con actividades que
aportan valor a otras personas, que ayudan a mejorar algún aspecto de la
sociedad o de otra generación son los típico ejemplos que “hacen sentido” en el
nivel más profundo. ¿Qué actividades o áreas de tu vida tienen un significado
especial para ti? ¿Cómo los puedes convertir en un hábito? Puede ser jugar con
tus hijos cada día. Saber que el producto que vendes mejora vidas y trabajar
con eso en mente. Colaborar con una ONG una vez al mes. Dedicarte a tu
vocación. Ayudar a un desconocido. Haz lo que hace sentido para ti, y haz de
ello un hábito.
Te animo a que te tomes el tiempo
para revisar los hábitos que has establecido en estos cuatro áreas. Pregúntate
sobre tus costumbres a la hora de relacionarte con las personas, cómo celebras
(o no) tus logros y conectas con tus emociones positivas. ¿Sientes que tu día
está lleno de actividades que no tienen sentido? Entonces pasa a la acción e
incluye algunos hábitos positivos en tu vida. En vez de decir “necesito dejar
de hacer eso” identifica lo que quieres hacer a partir de ahora y empieza por
allí. Y no olvides celebrar tus logros. Con un pequeño avance cada día puedes
construir grandes cosas.