Me referiré a la solitaria tarea del salvador de llevar el solo la carga de nuestra salvación. Hablo de esos momentos finales, para los cuales Jesús debió haber estado preparado intelectualmente y físicamente, pero para los cuales quizá no haya estado preparado emocionalmente ni espiritualmente.
Para aquel descenso final a la paralizante desesperación de sentir que DIOS lo había desamparado cuando exclama en suprema soledad. Dios mío Dios mío! Porque TU me has desamparado!
Fue así que por necesidad divina, el círculo de apoyo alrededor de Jesús se hace más y más pequeño. Pero básicamente su solitaria jornada de regreso a su padre siguió sin consuelo. Ni compañía. Fue necesario de hecho fundamental para la transcendencia de la expiación que este hijo perfecto que nunca había dicho ni hecho nada malo, ni había tocado cosa inmunda, supiese como se sentiría el resto de la humanidad, o sea nosotros, todos nosotros.
Por fin y piadosamente el sufrimiento consumado fue, a pesar de tenerlo todo en su contra y sin nadie que lo ayudara o apoyara. Jesús de Nazareth, restauro la vida física donde la muerte había prevalecido, trajo gloriosa redención espiritual tras horrenda oscuridad y desesperación.
Uno de los grandes consuelos de esta época de pascua de resurrección, es que debido a que Jesús caminó totalmente solo por el largo y solitario sendero, Nosotros no tenemos que h hacerlo. Al rememorar esta semana santa….Ruego que declaremos que somos discípulos cabales del Señor Jesucristo. No solo en palabra, ni en la afluencia de tiempos de comodidad sino en HECHOS, en valor y FE. Ruego que siempre permanezcamos al lado de Jesucristo, en todo tiempo y en todas las cosas y en todo lugar en el que estemos, aún hasta la muerte, porque ciertamente así es como EL permaneció a nuestro lado AÚN HASTA LA MUERTE! Y CUANDO QUE ESTUVO QUE ESTAR TOTAL Y DEFINITIVAMENTE SOLO
