No hablo de grandes cosas.
Cuando Hablo de amor
Hablo de una emoción capaz de ser vivida por cualquiera,
de sentimientos simples y verdaderos,
de vivencias transcendentes pero no sobrehumanas,
del amor tan sólo como querer mucho a alguien.
Pero, ¿qué estamos diciendo cuando decimos “Te quiero” ?
Yo creo que decimos: “Me importa tu bienestar”.
Nada más, ni nada menos.
Cuando quiero a alguien, me doy cuenta de la importancia
que tiene para mí lo que hace, lo que le gusta y lo que le duele
“Te quiero”
significa, pues, me importas;
y “te amo” significa me importas muchísimo.
Y tanto me importaa que, cuando te amo, a veces priorizo
tu bienestar por encima de otras cosas que también
son importantes para mí.
Esta definición conducirá a la plena conciencia de dos hechos:
No es verdad que
te quieran mucho aquellos
a quienes no les importa demasiado tu vida,
y no es
verdad que no te quieran los que viven pendientes de lo que te pasa.
Repito:
Si de verdad me quieres: ¡te importo!
Y por lo tanto, aunque sea doloroso aceptarlo,
si no te importo, será porque no me quieres.
Esto no tiene nada de malo,
no habla mal de ti que no me quieras,
solamente es
la realidad,
aunque sea una triste realidad.
Hay muchas cosas que yo puedo hacer para demostrar,
para mostrar, para
corroborar, confirmar o legitimar que te quiero,
pero hay una sola cosa que yo
puedo hacer con mi amor,
y es quererte, ocuparme de ti,
demostrar mis afectos como yo los sienta.
Y como yo lo sienta será mi manera de quererte.
Tú puedes recibirlo o puedes negarlo,
puedes darte cuenta de lo que significa
o puedes ignorarlo supinamente.
Pero esta es mi manera de quererte,
no hay ninguna otra disponible.
Querer y mostrarte que te quiero pueden ser dos cosas distintas para mí y para
ti.
Y en estas, como en todas las cosas,
podemos estar en absoluto desacuerdo
sin que necesariamente alguno de los dos esté equivocado.
Cuando alguien te quiere,
lo que hace es ocupar una parte de su vida, de su
tiempo y de su atención en ti.
Cuando alguien te quiere,
sus acciones dejan ver
claramente cuánto le importas.
Yo no creo que el amor sea un espacio de sacrificio.
Yo no creo que sacrificarse por el otro garantice ningún amor,
y mucho menos
creo que esta sea la pauta que reafirma mi amor por el otro.
El amor es un sentimiento que avala la capacidad para disfrutar juntos de las
cosas y no una medida de cuánto estoy dispuesto a sufrir por ti,
o cuánto soy
capaz de renunciar a mí.
A medida que recorro el camino del encuentro,
aprendo a aceptar que quizás no
me quieras.
El afecto es una de las pocas cosas cotidianas
que no depende sólo de lo que
hagamos nosotros,
ni exclusivamente de nuestra decisión,
sino de que, de hecho,
suceda.
Sucede o no sucede, y si no sucede,
no hay manera de hacer que suceda,
ni en mí ni en ti.
Si me sacrifico, me mutilo, y cancelo mi vida por ti,
podré conseguir tu
lástima, tu desprecio, tu conmiseración,
quizás hasta gratitud,
pero no conseguiré que me quieras,
porque eso no depende de lo que yo pueda hacer.
No sólo no podemos hacer nada para que nos quieran,
sino que tampoco podemos hacer nada para dejar de querer.