lunes, 1 de diciembre de 2014
3 NEFI CAPUTULO 3
MI LECTURA DE ESCRITURAS
Contexto cronológico: Año XVI desde el nacimiento de Jesús - XVII
Personajes:
- Laconeo: Gobernador de la tierra de
- Giddiani, jefe de la banda de Gadiatón
- Gidgiddoni: Principal de todos los capitanes en jefe y comandante supremo de todos los ejércitos de los nefitas.
Resumen:
En el año XVI desde el nacimiento de Jesús, Giddiani, caudillo de la sociedad secreta de Gadiantón le envió una epístola a Laconeo, Gobernador de toda la tierra de los Nefitas, astutamente elogiandolo por su perseverancia de mantenerse firmes en la creencia de su Dios y a la vez amenazándolo con hacer caer a su ejército contra del pueblo, en venganza de supuestos maltratos que se les habían infringido. Laconeo, hombre justo y sabio, no hizo caso de las astucias de Gadiantón, mas bien, envió una proclamación al pueblo para que se juntasen todos en un lugar, mandó a construir fortificaciones, y gente que las resguardara. Asi mismo mandó a nombrar capitanes en jefe por grupos, uno de ellos era Gidgiddoni, gran profeta entre el pueblo. El pueblo le exhorta a Gidgiddoni salir de una vez en busca de los enemigos, pero éste les dice que si hicieran tal cosa en ese momento serían vencidos, por el contrario, que necesitaban prepararse y fortalecerse. En el año XVII haciendo caso a la proclamación del Gobernador, los nefitas se reunen en un lugar convenido temerosos aún de lo que les podría suceder a causa del ejército enemigo, más Gidgiddoni mando que se hicieran armas de guerra de toda clase, armaduras, escudos, segun sus instrucciones.
Enseñanza:
Es necesario reconocer las astucias del enemigo, cuando mediante lisonjas y palabras bonitas trata de atraparnos con sus mentiras, ello podría ser altamente peligroso ya que perderíamos todo lo que hemos logrado en este momento, las bendiciones que hemos recibido. También debemos estar preparados física y espiritualmente, antes de emprender cualquier actividad, ambas son esenciales para salir exitosos. Nunca debemos confiarnos de nuestra fortaleza física al 100% o enorgullecernos de ello, pues es Dios quien nos conducirá al éxito si somos humildes y prestos a escucharle siempre. La oración y el arrepentimiento son herramientas muy sencillas y a la vez las más eficaces para el fortalecimiento espiritual.