
viernes, 21 de septiembre de 2012
ROMNEY CREE QUE UN TAL JOSEPH SMITH VIO A JESUCRISTO EN 1820
NOTICIAS

De los 314 millones de norteamericanos, un 76 por ciento declara tener fe
cristiana, seguidor de alguna de las Iglesias que se han fundado tras la
aparición hace 2012 años de la figura de Jesús de Nazaret en Palestina. De
ellos, según la Oficina
del Censo del país, en 2008 un 51,3 son protestantes (baptistas,
metodistas, pentecostales, presbiterianos, episcopalianos, testigos de
Jehová, etc.), un 24% son Católicos y un 1,7% son mormones. Un 16% se declara
no creyente, y el resto de la población se reparte entre judíos, musulmanes,
budistas... Salvo J.F. Kennedy, que era católico, todos los
presidentes de EE UU han formado parte de alguna variante de Iglesia
protestante.
EL MOVIMIENTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS
Mitt Romney es mormón, o lo que es lo mismo, seguidor del Movimiento de los
Santos de los Últimos Días. En contra de la creencia general, los mormones no
son una Iglesia protestante que en su día rompiese con el yugo de Roma por
razones políticas, o una congregación que tenga una interpretación de la Biblia
más ortodoxa o literal, o una variante que pretenda seguir las enseñanzas de
Jesús de una manera más libre. No, la historia de los mormones es bien
diferente, y si no fuera porque prácticamente fueron ellos los pobladores
occidentales que se aventuraron a colonizar lo que hoy es el Estado de Utah,
ahora rico, próspero y poderoso, quizá el origen de esta "rama
alternativa" del cristianismo no se hubiera fusionado con la variopinta
mezcla de congregaciones protestantes que surgieron en todo el continente
gracias a la militante y honesta libertad religiosa que consagra la
Constitución de EEUU.
El candidato presidencial republicano, por tanto, da por cierto que en la
primavera de 1820, un neoyorquino llamado Joseph Smith (casualmente, apellido y nombre más comunes del país), abrumado por la
diversidad de iglesias y corrientes cristianas que prodigaban en el país,
decidió consultar mediante la oración qué iglesia debía seguir. La respuesta
fue inesperada. Según relató Smith posteriormente, Dios y Jesucristo se le
aparecieron para responderle que no debía seguir ninguna. Que sería él el
encargado de re-instaurar el cristianismo. En la web de los mormones se puede
ver una ficción cinematográfica moderna del citado momento, en este vídeo, a partir del
minuto 13...
LA OTRA BIBLIA ENTERRADA
Posteriormente, Smith tiene otra visión: un ángel le indica la ubicación,
enterrado en el bosque, dellibro referencia de su labor como nuevo profeta, un
texto escrito sobre finas placas de oro que cuenta la historia de dos
civilizaciones semíticas que llegaron a América del Norte 500 años antes del
nacimiento de Cristo. El documento relata la llegada a Jesús de Nazaret,
resucitado, al continente americano, y su posterior labor evangelizadora. La
comunidad científica considera inexactas todas las referencias históricas
(lugares, fauna, localizaciones) del citado texto, y no existe constancia
arqueológica de semejante presencia humana en el continente.
El libro, "escrito-tallado" en oro aparentemente por un profeta
llamado Mormón en 322 D.C., fue traducido por Smith al inglés del "egipcio
reformado" en 1823. No consta la existencia de semejante lengua, y el
francés Jean-François Champollion publicó en 1824 su
"Resumen del sistema jeroglífico de los antiguos egipcios" gracias a
la exhaustiva y no exenta de problemas investigación de la Piedra Roseta. ¿Se
le adelantó Smith un año antes? Improbable. A día de hoy nadie sabe donde están
las placas doradas originales.
FRAUDE, TRAICIÓN Y ASESINATO
El nacimiento de la religión basada en el "libro de Mormón" es, no
obstante, menos accidentado que sus primeros pasos. Durante los años siguientes
en los que trata de expandir su iglesia, Joseph Smith es acusado de fraude
bancario (en Ohio, en un caso muy parecido a una burbuja financiera posmoderna)
acusado de traición tras enfrentarse a la milicia del estado (en Misuri) y
finalmente asesinado a tiros por una turba descontrolada (en Illinois), todo
ello en una trepidante secuencia de acontecimientos que le llevó a fundar
ciudades con sus seguidores, a crear un pequeño ejército, e incluso a
presentarse como candidato alternativo a las elecciones presidenciales de 1844.
Tras la muerte de Smith, Brigham Young ganó la batalla por el
liderazgo, y lo que muchos pensaron que sería el fin de la Iglesia tras la
muerte de su carismático líder inicial, resultó ser todo lo contrario. Young
tuvo el gran acierto de sacar poco a poco a los aún miles de seguidores
mormones de Illinois y llevarlos más
allá de la civilización conocida, hacia el peligroso Far West, a lo que hoy
se conoce como el estado de Utah, pero que por entonces no tenía nombre oficial
y estaba prácticamente deshabitado. La idea era Crecer y Multiplicarse, sin
persecuciones ni conflictos. Con sus diversas dificultades (Guerra Civil,
Guerra contra los Indios), Utah y su capital, Salt Lake City, florecieron,
conformando hoy un particular Estado Mormón dentro de un país constitucionalmente
laico.
Lo que no sospecharía Joseph Smith es que años después un seguidor suyo llamado
Mitt Romney sería el organizador de los primeros juegos olímpicos de
invierno "mormones" que se celebraron en Salt Lake City en 2002,
y lo que menos aún sospecharía es que esa misma persona sería, al igual que él
lo fue 168 años antes, un serio contendiente aspirante al sillón del hombre con
más poder militar del planeta.
Fuente: REVISTAGQ